Relatos Misioneros Verano 2025
Hace algunos años volví de las Filipinas donde sirvo para una visita médica en el centro de las Hermanas Maryknoll, Nueva York. Tenía exámenes de sangre programados e inicié una charla con la flebotomista. Mientras me extraía sangre, me preguntó: “¿Qué es la espiritualidad?” Le contesté que es lo que nos energiza la vida. Luego preguntó: “¿Qué energiza su vida?” Le dije que era saber que Dios estaba conmigo.
Ella me contó de su vida. Además de ser flebotomista, enseñaba clases. Dijo que aconsejaba a sus estudiantes que aprendieran algo para ayudar a los enfermos y necesitados.
Le pregunté de su parroquia. No tenía una, pero a veces iba al campus de Maryknoll para rezar y ver las estrellas en el cielo para conectar con el Espíritu que da energía de vida. Alegría de vivir es como el místico jesuita Teilhard de Chardin lo hubiera llamado. Todo sucedió mientras me realizaban un análisis de sangre, otra manera de dar vida.
En domingo después de Misa en la catedral de Montego Bay, Jamaica, donde serví, una mujer me entregó una nota y se retiró en silencio. La nota decía: “Elvis desea ver a un sacerdote”, e incluía una dirección. Cuando visité a Elvis en su casa, tenía una venda en su cuello. Me explicó que era enfermo terminal y que quería ser bautizado. Le dije que podía bautizarlo ahí mismo en esa habitación.
“¿Puede?” preguntó. No había agua en su humilde hogar, así que Elvis envió a un niño a que recogiera algo de agua. Cuando leí las Escrituras, Elvis derramó unas lágrimas.

Dijo que quería ser recibido por Jesús, su Salvador. Lo bauticé y era evidente que estaba en paz.
Al entrar su madre al cuarto, Elvis gritó: “¡Ma, me bautizaron!” Hablaba como un hombre nuevo, con entusiasmo y confianza. Poco después Elvis falleció. Seguro que en el misterio de la salvación, él está con Dios.
Leo Shea, M.M.
Un domingo después de Misa en la catedral de Montego Bay, Jamaica, donde serví, una mujer me entregó una nota y se retiró en silencio. La nota decía: “Elvis desea ver a un sacerdote”, e incluía una dirección. Cuando visité a Elvis en su casa, tenía una venda en su cuello. Me explicó que era enfermo terminal y que quería ser bautizado. Le dije que podía bautizarlo ahí mismo en esa habitación.
“¿Puede?” preguntó.
No había agua en su humilde hogar, así que Elvis envió a un niño a que recogiera algo de agua.

La menor de nueve hermanos, Irene era pequeña, pero brillante. A pesar de ausencias en la escuela por su enfermedad, ella sacaba las mejores notas de su clase. ¡Irene ahora está estudiando en la universidad, siguiendo su sueño de ser doctora!
Antes de ser misionera laica Maryknoll, trabajé en varios ministerios pastorales con los ancianos y moribundos.
Cuando llegué a Bolivia, empecé a trabajar en ministerios para ancianos en la última etapa de sus vidas.
Pero fue ahí que Jenifer entró a mi vida.
Conocí a Jenifer y a su madre a través de Rosse Mary Miranda, una psicóloga boliviana que trabaja con mujeres y niños vulnerables.
Jenifer —una amorosa y alegre niña de 5 años de edad— corrió a abrazarme sin ningún tapujo. El amor incondicional y la acogida de esta pequeña niña preciosa me tomó por sorpresa.

Sentí una invitación de Dios a considerar ayudar a Rosse Mary a cumplir su sueño de abrir un centro para servir a estas madres y niños.
Acepté la invitación. Estoy lista para emprender algo nuevo, segura de que Dios (y Jenifer) estarán conmigo.
Imagen destacada: Una mujer se emociona al rezar el rosario durante la Adoración Eucarística tras la Misa inaugural de la Vigilia Nacional de Oración por la Vida, celebrada el 19 de enero del 2023 en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington. (OSV News/Bob Roller)
